APRENDIZAJE SIN ESCUELA

Niña estudiando en casa

Estamos acostumbrados a relacionar los procesos de aprendizaje con una enseñanza formal, es decir, hablar de aprendizaje es hablar de escuela.

Adaptándonos a estudiar en tiempos de pandemia

Desde hace más de 60 días la realidad nos muestra algo diferente. En esta era de gran explosión comunicativa hemos pasado por aislamiento, por encierro,  por escaso contacto social. Pero, a pesar de eso, la comunicación no se detuvo, siguió y sigue estando pantalla mediante.

La vida continuó, de modo diferente pero continuó, en casa, en el departamento, en el lugar dónde vivimos… y una de las preguntas que más nos hicimos y nos hacemos es: cómo seguirán aprendiendo los niños, los adolescentes, los jóvenes? 

De la escuela tradicional a la escuela en el hogar

La Escuela se ha visto modificada en su totalidad, ya no hay una escuela física dónde se encontraban niños y docentes, ahora la escuela se trasladó al hogar y las enseñanza se imparten a la distancia, por medio de redes sociales y de plataformas virtuales.

Y en los hogares las familias, los niños, los padres, haciendo de maestros, haciendo de alumno, todos en el mismo escenario, en el mismo espacio, en la misma casa, en la misma realidad, realidad que nos invita a detenernos y reflexionar acerca de una multiplicidad de  cosas y, entre otras, del aprendizaje. 

Y acá me detengo y digo:

Siempre se aprende, en la escuela, en la casa, en cuarentena, en pandemia. Lo que cambia es el “qué” se aprende y el “cómo” se aprende. Pero el aprendizaje sin escuela sigue estando, sin la mirada directa del docente, sin la voz en vivo del maestro, sin el juego en contacto con los pares.

Aprender en estas condiciones es también aprender, tanto para niños como para adultos.  No se aprenden los contenidos como estaban planificados, no se aprenden con las estrategias pensadas, no se aprende en los tiempos propuestos. Se aprende a ser más flexibles, se aprende a adaptarse rápidamente a los cambios imprevistos, se aprende a relacionarse desde otro lugar con la familia, se aprende a entender y comprender a los docentes, a los padres y a los alumnos. Claro que, para que exista verdadero aprendizaje debe existir también  el deseo de aprender, y, ante estas circunstancias tal deseo debe sostenerse y ser sostenido.

Generar vínculo docentes, padres y alumnos

Es importante que el vínculo humano esté presente, que el docente no pierda la relación con sus alumnos.  Mantener el contacto a través de un audio, de una video llamada, de la utilización de las plataformas virtuales, etc.

Esto hace que las distancias se acorten y la calidez humana envuelva esa relación. De igual modo, es importante que esto se traslade también a los compañeros y amigos de escuela. Y es acá donde la creatividad nos invita a pensar y construir nuevos modos de contacto y continuidad, por ejemplo, inventar juegos entre pares que puedan compartirse a través de los dispositivos tecnológicos, realización e intercambios de recetas familiares y tradicionales, dibujos de anécdotas del niño solo o con sus hermanos, relatos de viajes y experiencias vividas, utilización de títeres, narración de cuentos, incursionar en la artesanía, la música, etc. 

Son muchos los recursos que se pueden utilizar, para que aprender en casa sea una experiencia divertida, creativa y pueda ser compartida con el resto de los compañeros de escuela y amigos. 

Así, esta realidad que nos aisló y encerró, pasaría a ser parte de una condición física pero no psíquica, porque la presencia del otro sigue acompañando; en el espacio mental sigue estando la presencia del docente, del amigo, del compañero, de los abuelos, de la familia.

En conclusión, es importante tener en cuenta que, más allá de la pandemia, si hay deseo hay aprendizaje.

Colaboración de: Lic. en Psicopedagogía, Beatriz Peretó

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