La displasia de cadera es una malformación de la articulación de la cadera, o articulación coxofemoral, donde la cabeza del fémur no encaja adecuadamente en el acetábulo. Esta deformación provoca dolor, desgaste de huesos y articulaciones, y cojera, llevando a una invalidez progresiva.
Aproximadamente un 20% de los perros pueden sufrir esta afección en mayor o menor grado. Se considera una enfermedad multifactorial, pero la predisposición genética es el principal factor de riesgo. La displasia de cadera se presenta de forma progresiva y dolorosa, afectando una o ambas caderas.
Síntomas:
- Dolor a la palpación
- Cojera
- Rigidez articular
- Balanceo al caminar
- Atrofia muscular
- Resistencia a caminar
- Cambios en el humor del perro
La displasia puede aparecer en perros de cualquier edad, pero es más común en cachorros y no se puede descartar hasta aproximadamente los 2 años de edad.
Factores predisponentes: El factor genético es muy importante. Si hay antecedentes de displasia en la ascendencia del cachorro, es probable que el cachorro la herede, incluso si no son los padres directos los afectados.
Tratamiento:
El tratamiento es multifactorial y depende del grado de afección. El peso y el tamaño
del animal influyen en la enfermedad, ya que la presión de un perro pesado sobre sus articulaciones puede agravar la condición. Es fundamental evitar el sobrepeso y proporcionar dietas balanceadas y bajas en calorías. El ejercicio es importante, pero debe ser moderado, ya que el movimiento excesivo de una cadera displásica puede aumentar el desgaste del cartílago y causar más dolor.
Se recomienda evitar la reproducción de perros con displasia de cadera para prevenir la propagación de la enfermedad. La alimentación también juega un papel crucial, especialmente si incluye condroprotectores como condroitina y glucosamina, ya sea incorporados en el alimento o suministrados aparte.
La displasia de cadera se clasifica en cuatro grados de afección, siendo el grado I el más leve y el grado IV el más severo. En el grado IV, el tratamiento es mucho más difícil porque el acetábulo está tan plano que no permite la correcta articulación de la cabeza femoral.
Diagnóstico:
El diagnóstico se basa en los síntomas y en radiografías que permiten seguir el desarrollo del problema. Detectarla a tiempo es crucial para manejar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del perro.
Dr. Eduardo L. VALERDI – Médico Veterinario