Toda situación relacionada con los profesionales de la salud implica una experiencia nueva e inédita para un niño, que seguramente se repetirá a lo largo de su vida. Por eso, se hace necesario lograr que el niño se sienta protegido y contenido frente a este tipo de prácticas y pueda atesorar estas experiencias de manera positiva.
Además de la preparación previa que corresponde a su análisis, usted puede realizar acciones para ayudarlo a prepararse para la extracción de sangre y disminuir sus temores: lo que vaya a sucederle no debe ser conflictivo sino todo lo contrario, ni para usted ni para el niño. Los métodos que utilice para lograrlo dependerán de la edad y del temperamento del chico.
Recuerde que usted no está solo. Sin dudas, confíe en nosotros. Estamos especialmente entrenados para la atención de bebés y niños.
El laboratorio y los niños
¿Cómo preparar a un niño para una extracción de sangre?
Es muy importante preparar a los niños antes de hacerles un análisis de sangre. La preparación previa del infante evita la ansiedad generada ante las agujas, los hospitales y el personal de salud con bata blanca.
El dolor que produce la punción no es muy grande, pero la sensación de ser sujetado fuertemente, o el temor a lo desconocido puede ser muy traumático.
Es recomendable la presencia de los padres en el momento de la práctica. Quienes deben mantener la calma mostrando confianza para contener posibles desbordes.
Por lo general, es mejor decirle por adelantado al niño acerca de la extracción. Cuando el niño sabe de qué se trata, es probable que se sienta menos preocupado por lo que va a suceder. Use palabras que lo tranquilicen. Hágale saber lo que va a pasar empleando palabras que el niño pueda entender. Háblele sobre lo que va a ver, sentir, oír y oler.
Ejemplo para explicar lo que sucederá:
- Dígale a su niño por qué le tienen que extraer sangre.
- Antes del pinchazo, alrededor del brazo le van a atar una banda elástica que parece un globo. Dígale que la banda va a estar ajustada, como si alguien le estuviera apretando el brazo.
- El/ la bioquímica le va a limpiar una pequeña porción de piel en el brazo, y en ese lugar va a sentir frío.
- Le va a poner la aguja en el brazo y la sangre va a entrar en la aguja. Puede ser que sienta un pellizco o pinchazo que quizá le duela un poco, o puede que no sienta nada.
- Distraer al niño durante el procedimiento puede ayudar.
- Una vez que le hayan extraído la sangre, retirarán la aguja y le colocarán un pequeño vendaje en el lugar donde estuvo la aguja. Durará apenas unos minutos.
Después del procedimiento, siempre que el niño haya estado tranquilo, es muy bueno ir a desayunar con el o comprarle un pequeño detalle o hacer algo especial. Que sienta que tiene una recompensa por haberse portado bien.
Otros consejos:
– Los niños se sienten mejor cuando ellos sienten que tienen un poco de control. Le puede dar opciones, por ejemplo, preguntarle qué quiere llevar al laboratorio, o si prefiere jugar con un juguete o escuchar su cuento preferido mientras le sacan sangre.
– Hágale saber que es normal que no le guste que le saquen sangre o que lo pinchen. Es bueno dejar que el niño pueda expresar cómo se siente. También es buena idea decirle al niño que el “trabajo más importante” es que permanezca quieto y tranquilo durante el procedimiento y que la razón más importante es su salud.
– Si el niño se preocupa porque piensa que no le va a quedar suficiente sangre después de la extracción, puede explicarle que la cantidad que le van a extraer es muy pequeña, y que además el cuerpo produce sangre nueva todo el tiempo.
Colaboración: SACI – Bioq. Noelia Lucero – Lic. en Biol. Molec. Adrián Lucero