Pensar en la jubilación trae sensaciones encontradas…Pasar de una etapa activa laboralmente a una dónde la actividad cesa en gran medida, suele venir acompañada de momentos de euforia y de intentos de poner en marcha proyectos personales postergados, como así también de periodos de nostalgia y de duelo por lo “perdido”, aquello que ya no está.
Tiempo libre
Una característica de esta etapa, es el tiempo libre. Y en esto me voy a detener:
La cantidad de tiempo libre varía a lo largo de la vida; en la infancia y la adolescencia resulta muy amplía, se reduce al entrar a la vida laboral, para ampliarse a la hora de jubilarse. Si el sujeto no se ha preparado para utilizarlo significativamente, puede transformarse en una amenaza para él. Si no llena con un nuevo sentido este tiempo libre, puede ser una pesada carga.
Este nuevo sentido entonces, es el que posibilitará mejores condiciones y una posición más favorable en la que el nuevo periodo jubilatorio encontrará a la persona. Así, por ejemplo, algunos sujetos pueden pensar el tiempo libre como un espacio para la continuación del desarrollo personal, para cultivar vínculos, para descansar y relajarse. Otros, en cambio pueden encontrarse limitados en sus proyectos y deseos, si sus intereses son restringidos o sus recursos insuficientes.
Las personas después de jubilarse, no solo pueden sino que, deben y necesitan tener más opciones para mantener una función productiva, ya que esto es saludable y aporta bienestar. La falta de ésta, puede conducir a un rememorar nostálgico, una autonomía debilitada, productividad descuidada e iniciativa abandonada. Vivir esta etapa sin un compromiso vital implica la posibilidad de que aumenten las dificultades para mantenerse sano.
Se trataría entonces de que enfrenten esta etapa de la vida no sólo con serenidad y dignidad, sino como un período que presenta nuevas oportunidades de desarrollo y realización.
Mantenerse activo
Empleando las fuerzas y habilidades de las que se dispone, valorar la propia experiencia, la constante actualización y la renovación de las motivaciones, son algunos de los objetivos de un proceso de RE-ORIENTACIÓN VOCACIONAL y OCUPACIONAL. Apuntando a que, los sujetos se re-encuentren con deseos, intereses y proyectos para encarar la nueva etapa.
La re-orientación vocacional y ocupacional se caracteriza, fundamentalmente, por la re-formulación del proyecto vital y/o formulación de otro nuevo. Permite cambiar la postura de de-socialización que conduce al distanciamiento social, por una de re-socialización, con una nueva programación del tiempo libre, con compromiso subjetivo en nuevas actividades laborales, recreativas, culturales y/o sociales.
Surge así para el sujeto la posibilidad de adoptar un rol con renovadas expectativas y comportamientos, la posibilidad de modificar el día a día de la vida, hasta ahora organizado en torno a la antigua actividad laboral, esto conlleva una utilización diferente del tiempo, una reestructuración de los lazos sociales y un desplazamiento de los intereses personales.
La re-orientación vocacional y ocupacional
Aborda problemática de la etapa de jubilación como proceso a partir del momento previo y desde una perspectiva preventiva.
Colaboración de: Psicopedagoga Beatriz Peretó