Musicoterapia y lenguaje.

Musicoterapia, mujer escuchando música

“Donde el lenguaje no llega….aparece lo sonoro. Se busca abordar las necesidades emocionales del paciente y brindar recursos para una mejor calidad de vida.”

El lenguaje musical como tratamiento

La musicoterapia está ligada al lenguaje sea el musical, sonoro o hablado. Siempre que nos dirigimos a otra persona nos atraviesan los sonidos y gestos, y con ellos trabajamos los musicoterapeutas.

En una primera instancia diagnóstica vemos los aspectos sanos en nuestros pacientes, y a partir de ellos, comenzamos a armar su plan de tratamiento. Por ello, por más que la patología sea la misma, el modo de abordar y tratamientos son únicos para cada paciente, siempre se parte de su subjetividad (de lo propio de cada uno, e irrepetible).

Dentro del tratamiento se tienen en cuenta diferentes aspectos, que puedan ayudar a mejorar su calidad de vida.

Comunicación a través del sonido

Donde el lenguaje no afecta o sostiene, aparece lo sonoro. El primer vínculo es no verbal. Se trabaja con ello, el poder evocador de lo sonoro y la relación con la música a nivel cerebral, actuando los dos hemisferios cerebrales a la vez, capacidad única del sonido y la música. Se trabaja así la plasticidad neuronal.

Cuando acuden pacientes al consultorio sin lenguaje, con problemas graves en el mismo o en el habla, se trabaja para su construcción utilizando lo sonoro como herramienta dentro del tratamiento.

Muchas veces acuden en última instancia porque probaron varias terapias antes y no obtuvieron resultados. Pienso que si nuestra disciplina fuera más conocida no se tardaría tanto en derivar, sería una de las primeras y no como hasta hace poco que decían… “ya que paso por todas las otras y no hubo resultado fíjate que podes hacer”. A lo que respondo: puedo hacer todo lo que el paciente y su entorno necesiten y estén dispuestos hacer, juntos atravesar un nuevo tratamiento que va desde otro lado, desde lo terapéutico y emocional a la vez.

Beneficios en los trastornos del habla

Desde los trastornos del habla (tartamudez, dislexia, etc.) se puede ayudar a que el paciente logre una resolución de los mismos. Hay muchos casos en los cuales la persona sufre un trastorno del habla. Por ejemplo el paciente tartamudea al hablar, pero cuando canta la tartamudez no se evidencia.

Esto es, porque está situado desde otro lugar. Es con ello que se trabaja, con el situarse en otro lugar más placentero y con otro tipo de conexiones que no generen inhibición sino expresión, en donde pueda expresarse sin ningún tipo de prejuicio, ni miedos. Los recursos utilizados en la terapia, luego se ven puestos en práctica en su vida diaria. 

Otros trastornos a donde llega la musicoterapia

Existen otros casos en los cuales el lenguaje no apareció, o está presente de un modo no funcional (sin comunicación). Es donde hay que ver si está construido el espacio, la escucha y la mirada. A partir de la construcción de dichos campos se empieza a estructurar primero el espacio y luego da lugar al lenguaje. Esto no es sencillo lleva tiempo y por lo general se ve en patologías graves en la construcción psíquica (TEA, TGD, autismo,  psicosis, esquizofrenia, etc.). Por lo general son los diagnósticos más derivados a musicoterapia, porque como no hay lenguaje, es la derivación más común. (Aunque no debería ser así, toda persona que lo necesite debería ser derivada).

Es por ello que la musicoterapia debiera ser una disciplina más difundida ya que se trabaja con los aspectos sanos del paciente,  abordando las necesidades emocionales, y brindando recursos y adaptaciones a una mejor calidad de vida.

Cuando el paciente así lo requiera,  se trabaja, en conjunto con otras disciplinas  y en equipo  siguiendo la misma línea terapéutica y objetivos, para que  el resultado sea mayor y  más efectivo, siendo así un lugar de alivio al padecimiento del paciente y su entorno familiar.

La misma está destinada a niños adolescentes y adultos:

  • Con problemas graves en la construcción psíquica (TEA, TGD, autismo, psicosis, esquizofrenia, etc.)
  • Discapacidad, cognitiva, física o motora.
  • Dificultades en la interacción social a nivel verbal y no verbal.
  • Dificultades o trastornos  en el lenguaje o habla (Afasia, dislexia, tartamudez, etc.).
  • Falta de motivación o comprensión para la comunicación.
  • Problemas relacionales, juegos repetitivos o actividades rígidas.
  • Falta de empatía o reciprocidad emocional.
  • Hipersensibilidad a los sonidos.

Se busca abordar las necesidades emocionales del paciente y brindar recursos para una mejor calidad de vida.

Colaboración de: Lic. en Musicoterapia, Valeria Fabre

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