El actual estilo de vida que incluye sedentarismo y comidas rápidas ha generado una verdadera explosión en la epidemia de obesidad. Históricamente estaba asociada al buen poder adquisitivo y hasta vista como saludable, en la actualidad sabemos que es la puerta de entrada a varias enfermedades.
Está relacionada a comidas ricas en grasas e hidratos de carbono (harinas y cosas dulces) condimentos principales de la comida barata, a lo cual se suma la escasa actividad física.
Antes el hombre debía caminar largos trayectos para cazar o llegar a su trabajo y se comía lo que se necesitaba, esto promovió la generación de genes que sirven para acumular la energía obtenida de los alimentos, mecanismo útil en aquel momento en el que no había forma de guardarlos, al no existir métodos de conservación como los que tenemos actualmente. Esos genes hoy en día, donde la oferta de alimentos es accesible y adictiva, nos juegan una mala pasada pues el transporte al trabajo, trabajar desde el propio domicilio, la televisión y la falta de ejercicio originan un escaso gasto de lo acumulado promoviendo sobrepeso y obesidad.
Se define
Como sobrepeso a un índice de masa corporal* entre 25 a 30 y obesidad a un índice de masa corporal mayor a 30.
*Indice de masa corporal: peso / talla2
Ambos son el primer escalón de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, prediabetes, diabetes, dislipemias (elevación de colesterol y triglicéridos en sangre), artrosis y hasta ciertos tipos de cánceres.
La indicación de dieta y ejercicio es el pilar fundamental para el tratamiento de la obesidad, sin embargo, es común la recaída y la búsqueda de soluciones rápidas pero riesgosas como el uso de ciertos fármacos no aprobados por autoridades regulatorias.
La dieta proteinada
se basa en una reducción significativa en el aporte de calorías fundamentalmente aportando proteínas y disminuyendo hidratos de carbono y grasas; de esta forma desciende el nivel de insulina en sangre y se produce saciedad desde el inicio. Se debe realizar una evaluación clínica y bioquímica a fin de indicarla sólo en aquellos individuos que no presenten contraindicaciones para la misma. Consta de varias etapas en las cuales se va progresando en la incorporación de nutrientes y en una reeducación y adquisición de conductas saludables. En las distintas etapas se controlan parámetros de laboratorio (colesterol, triglicéridos, azúcar en sangre, ácido úrico y otros que tienden a normalizarse a medida que se logra un peso saludable) y clínicos como la tensión arterial y se brinda un apoyo nutricional permanente.
Las múltiples dietas y fármacos usados en distintas etapas de la Medicina pueden ser útiles si la persona logra hábitos correctos sobre alimentación que pueda sostener a largo plazo a fin de evitar las patologías mencionadas.
Colaboración de: Dra. Bamberger, médica Endocrinóloga