Los probióticos son bacterias beneficiosas que viven en el intestino y mejoran la salud general del organismo, trayendo beneficios como facilitar la digestión y la absorción de nutrientes, y fortalecer el sistema inmunológico.
Cuando la flora intestinal no está en equilibrio, lo que suele ocurrir después del uso de antibióticos o cuando no se tiene una alimentación saludable y equilibrada, el intestino acaba siendo poblado por bacterias malas, que no ayudan al sistema inmune y dejan al organismo susceptible a enfermedades.
Los principales beneficios de los probióticos son:
- Combatir y prevenir enfermedades intestinales como colitis, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn e inflamación intestinal;
- Combatir enfermedades como cáncer, candidiasis, hemorroides e infección urinaria.
- Mejorar la digestión y combatir la acidez;
- Combatir el estreñimiento y la diarrea, regulando el tránsito intestinal;
- Aumentar la absorción de nutrientes, como vitamina B, calcio y hierro;
- Fortalecer el sistema inmunológico, por aumentar la producción de macrófagos, unas células de defensa del organismo;
- Impedir la proliferación de bacterias malas en el intestino;
- Ayudar a digerir la lactosa, especialmente en personas con intolerancia a este componente;
- Prevenir problemas como obesidad, colesterol alto e hipertensión;
- Prevenir alergias e intolerancias alimentarias;
- Ayudar a mejorar el humor, pues se ha encontrado una relación directa entre el equilibrio de la flora intestinal con una disminución de enfermedades como la depresión y la ansiedad;
- Podrían ayudar a mejorar condiciones como el autismo, pues algunos estudios parecen indicar que hay mejorías no solo a nivel gastrointestinal sino también a nivel del comportamiento, mejorando la habilidad para concentrarse y escuchar.
Una flora intestinal sana y rica en probióticos comienza a formarse desde el nacimiento, especialmente cuando el bebé nace por parto normal y cuando es amamantado con exclusividad durante el inicio de la vida.