El trastorno bipolar es una patología orgánica del SNC, una de las enfermedades más genéticas de la psiquiatría. Afecta la regulación del humor y otros ritmos biológicos, el paciente sufre síntomas afectivos, motores, inmunológicos y neurovegetativos.
¿Cómo se manifiesta este trastorno de bipolar?
El ánimo y el humor no son una línea recta en el tiempo, fluctúan cotidianamente, debido a las diferentes situaciones que afrontamos diariamente, esto es normal, es adaptativo.
En cambio, en la bipolaridad el paciente sin razón alguna comienza a actuar de forma lábil, entre otros síntomas, puede mostrarse depresivo, irritable, el paciente dará diferentes “señales” que marcarán el inicio del “ciclaje” al siguiente episodio de: hipomanía -“antesala de la manía”- y luego “suichear” a la manía, a la depresión, o presentar un episodio mixto,- episodios maníacos y depresivos a la vez- o pasar un largo período de ciclotimia. Estos diferentes subtipos de TB, marcarán el futuro diagnóstico respecto al TB bipolar que presenta el paciente: si es: I, II, Mixto o se trata de una ciclotimia -menos intenso que los anteriores mencionados-. A pesar de esta distinción, la bipolaridad empieza generalmente con una depresión. El profesional psicólogo o psiquiatra con los síntomas y signos que presenta el paciente, evaluará a que sub-tipo de TB responde.
Tipos de bipolaridad
En La Bipolaridad de tipo I: hay un predominio de la manía. El paciente puede comenzar con un registro disfórico, pasando a veces a la hipomanía, donde aún no hay un impacto funcional, pero será prodrómica al episodio de manía propiamente dicha, dónde el paciente se siente muy bien de ánimo, los síntomas son egosintónicos para él, se necesita un tercero, si es con-viviente mejor, para que le cuente al profesional si hubo un aumento en la cantidad de actividades, horas de sueño-duerme menos horas-, si está verborrágico, enojado o ansioso. La seriedad del cuadro depende más del espectro funcional que de su monto sintomático, a veces no es tan importante la intensidad, sino la recurrencia.
En cambio en la Bipolaridad de tipo II: existe un predominio de depresión bipolar. El paciente está en baja en su humor y ánimo pero no presenta angustia, generalmente no llora, duerme más horas, está cognitivamente casi nulo -memoria, atención, concentración-. El paciente puede trabajar o estudiar, pero está anhedónico, apático, aplanado.La depresión bipolar se diferencia de la depresión reactiva o de la endógena, ya que estas últimas son más afectivas.
El T. Bipolar Mixto: se puede aplicar a la fase hipomaníaca, maníaca o depresiva. Este sub-tipo de T.B presenta síntomas depresivos y maníacos, siempre se presentan mezclados, no hay predominancia de ninguno de los dos.
En cuanto al Trastorno Ciclotímico: El paciente durante dos años al menos, presenta períodos con síntomas hipomaníacos o depresivos pero no con la intensidad o magnitud propia de la manía o depresión.
Para cualquier sub-tipo de T.B, son absolutamente necesarios los fármacos que sirven para estabilizar, además y como complemento, es recomendable la psicoeducación. Cuanto más sepa el paciente sobre su enfermedad, será mejor para que reconozca las causas que provocaron la fase maníaca o depresiva. Los profesionales debemos compartir con el paciente estrategias para prevenir un episodio completo, procurar que el mismo sepa detectar con claridad los indicadores o precipitantes – sociales, laborales y personales- de una posible recaída, ya que esto mejora el curso o evolución de la enfermedad. Es necesaria una psicoterapia interpersonal y también orientada a la familia para bajar los niveles de estrés que se producen en ella.
La importancia de ser constante en el tratamiento
Cuando el paciente está atravesando por la fase hipomaníaca o maníaca debemos conformarnos con que no pierda adherencia al tratamiento, distinta es la fase depresiva donde se puede trabajar más terapéuticamente. A veces, la falta de permeabilidad terapéutica es uno de los factores de recurrencia o de falta de respuesta en el tratamiento, esto mejora notablemente con la psicoeducación que se da en este tipo de terapia psicoconductual.
En síntesis, la bipolaridad es una enfermedad crónica como muchas otras, eso no impide su tratamiento. Trabajamos con la terapia interpersonal, la psicoeducación y la medicación prescrita como piedra angular, basándonos en estos tres pilares, se intentará espaciar en el tiempo las recurrencias. El paciente debe tener muy en claro que este trastorno no lo determina ni lo rotula, “No es un bipolar”, es una persona como cualquier otra que presenta un TB. La terapia, como complemento de la medicación, tiene como objetivo lograr la funcionalidad y calidad de vida del paciente. La aceptación se trabajará en los períodos de eutimia, esto último presenta todo un desafío para el terapeuta, ya que a partir de la aceptación, el paciente podrá de la forma más ecuánime, sin caer en la negación, convivir con esta enfermedad.
Colaboración de: Fanny Navarro, Lic. en Psicología