
El camino de la construcción de la propia identidad
Las relaciones con los demás son una de las principales fuentes de gratificación humana, y los espejos frente a los que nos identificamos y diferenciamos para co-construir nuestra propia subjetividad.
Profundizando un poco más, podríamos preguntarnos:
- ¿Qué es un vínculo?
- ¿Todo vínculo conlleva necesariamente un encuentro?
O existen algunas pautas, unas características que hacen que uno, se convierta en otro.
Un vínculo, es «una unión, relación de una persona o cosa con otra. Es decir, comparten una circunstancia, un espacio, y un tiempo determinados”. Según esta visión entonces, podríamos estar vinculados, unidos o emparentados con otro, sin que esto refiera necesariamente a un encuentro.
En un encuentro, decimos que ambas personas están presentes, pueden realmente «verse” mutuamente, en el acto de relacionarse.
Entonces, ¿En qué consiste en realidad ver al otro?
Consiste básicamente en generar apertura, en «hacer espacio”, para poder percibir a la otra persona como es, «considerarla” en su subjetividad, y no según nuestros preconceptos, parámetros y deseos. Implica una apertura fenomenológica en la que recibo al otro como es.
Pero, no podríamos continuar hablando de «encuentro”, sin hablar también de soledad. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de soledad? ¿Podría existir algún tipo de soledad que nos conduzca hacia una nueva clase de encuentro?
La soledad es una de las experiencias más abrumadoras que podemos experimentar como seres humanos, y sin embargo, también allí, podemos encontrar una experiencia fértil para nuestro crecimiento.
Tipos de aislamientos que podemos experimentar:
Desde una perspectiva existencial, existen tres tipos de aislamiento que podemos experimentar a partir de la vivencia de soledad. el aislamiento intrapersonal, el aislamiento interpersonal, y el aislamiento existencial.
- El aislamiento intrapersonal, consiste en la vivencia de desconocimiento frente a nosotros mismos. No sabemos cuáles son nuestros gustos, nuestras necesidades y nuestra motivación interna, y omitimos aspectos de nuestra singularidad que muchas veces no queremos revisar ni asumir.
- En el aislamiento interpersonal, se trata de una carencia a nivel de la relación con el otro. Nuestras redes vinculares se ven empobrecidas, y nos cuesta generar verdadera intimidad en el encuentro con los demás.
- Por último, el aislamiento existencial, es un tipo de soledad que compartimos todos los seres humanos más allá de nuestras circunstancias. Se trata del hecho de que nadie puede asumir la responsabilidad de nuestra vida por nosotros, y que las decisiones más profundas de nuestra existencia, debemos tomarlas por nosotros mismos.
En el camino del desarrollo personal, buscamos atravesar nuestro propio aislamiento intrapersonal, el desconocimiento y la ignorancia frente a nosotros mismos, para asumir y hacernos cargo del aislamiento existencial y del hecho de que somos nosotros quienes conocemos las respuestas frente a nuestras preguntas más importantes.
Si «estoy con migo”, si me dedico tiempo, si me «tomo en serio”, puedo estar con un «otro”, vincularme, saber hacia a donde voy, caminar juntos, y tal vez en esa ruta, encontrarnos.
En Psicoterapia, a través de la relación y el proceso terapéutico, buscamos que la persona se encuentre con ella misma, y de esta manera, pueda salir a «dar nuevas respuestas al mundo”. respuestas que estén más en consonancia con ella misma y que le permitan co-construir encuentros significativos y de crecimiento mutuo con los demás.
Colaboración: Florencia Sabrina Del Dó. Lic. En Psicología